jueves, 30 de abril de 2015

9. Inolvidables momentos, magníficas personas.

Menudo día vivido el de ayer. Fue muy intenso. Qué va. Fue muchísimo más que eso.
Fue intenso a la par que explosivo. Y muy memorable. Quizá uno de los recuerdos más bonitos y verdaderos que Jasper hubiese guardado nunca. Era muy difícil repetirlo de nuevo. Seguramente imposible. Pero eso ya daba igual; todas las palabras y caricias de complicidad fueron gastadas ayer.
Las ganas se apoderaban de Jasper, impaciente por volver a besarla.
Era increíble la unión de ambos, habían pasado de formar una bonita pareja de inocentes enamorados a una pareja de jóvenes hipnotizados por el amor enfermizo. 
Lo único que podía hacer Jasper en estos momentos, era pensar en lo afortunado que era.
Estaba rodeado de todo lo que quería y necesitaba: su madre; su fiel compañero de locuras, Budderball, y sobre todo, aquella chica que le robó el corazón... Kathia Edwards.

Jasper, muy sonriente, contemplaba sin perder detalle el techo de su habitación. Siempre que quería pensar en algo, se apoyaba en su cama y se dejaba llevar por las brillantes estrellas que poseía el techo. Esas pegatinas en forma de estrella, llevaban ahí desde su mudanza. Jasper las puso una noche mientras todos dormían, porque era incapaz de cerrar el ojo. La ventaja era que las estrellas, tenían la capacidad de brillar por las noches o cuando toda la habitación estuviese totalmente oscura. Fue capaz de comprender a su madre, cuando una vez le dijo que jamás estaría en ningún sitio mejor que en su habitación nueva, la de Wherkas. Y qué verdad. Por fin era hora de comprender a Gloria.

No había un refugio mejor que su habitación, especialmente su cama.
Lo único en lo que mostraba interés en estos momentos, era en hacer memoria para intentar recordar los mejores momentos de su vida.
Dejándose llevar, cerró los ojos suavemente y comenzó a revivir momentos...

-Oh mamá, ¡Muchísimas gracias! Te prometo que seré muy responsable y seré yo mismo el que se encargue de él.

-Eso espero, hijo mío. Por eso te lo he regalado. Sabía que necesitabas la compañía de un sabueso, y más si podéis terminar siendo mejores amigos... El cariño que se le coge a un perro, jamás se lo podrás coger a nada.

Jasper, recordaba con detalle como fue aquel emotivo momento vivido entre su madre y él, y aquel inagotable abrazo.

Por fin tenía un perro. Estaba deseando tener uno desde que era un niño. Siempre han sido una familia muy apasionada por los animales, y Gloria.. Gloria siempre ha tenido una obsesión por ellos, especialmente, por los perros.

A medida que iba apretando con más fuerza sus párpados, iba visualizando con mayor claridad cada uno de los momentos.

Ahora contemplaba sin ningún problema los pequeños dientes de Budderball incrustados en su mejilla. Apenas notaba dolor, pues aún era un cachorro con inmensas ganas de jugar.
Y es que Budderball le había regalado tantos momentos a Jasper...
Era muy difícil volver a revivirlos todos, pero su día de recién llegado, fue una de las mejores cosas que jamás Jasper pudo presenciar.

Reincorporándose y volviendo a adoptar una nueva posición, ésta vez mirando a la pared, Jasper ahora se sumergía en un recuerdo totalmente distinto...


-Perdona. Salía con tanta prisa que apenas te vi. Lo siento mucho.

-Ah, no te preocupes. Yo también andaba despistada.

Esas, fueron las primeras palabras que Kathia y Jasper se dirigieron, cuando aquella vez se chocaron en la puerta de la Universidad Golden Royal. ¡Y bendita Universidad!

Aún se sonrojaba al recordarlo de nuevo, pero era inevitable sentir aquel hechizante calor sobre sus mejillas.

Tras una hora y cincuenta y seis minutos recordando viejos momentos, aquellos que le daban fuerzas y lo animaban a seguir en pie, decidió levantarse de su cama hacer algo productivo. Bueno, algo más productivo.


-¡Buenos días, amor!-Exclamaba Gloria sonriente.
-Buenos días mamá!
-En realidad, buenas tardes hijo. Últimamente estás en otro mundo, andas muy despistado.-Sonreía Gloria.
-Ya...Bueno, qué se le va a hacer.-Se encogía de hombros Jasper.
-He pensando que podrías echarme una mano con las cosas que hay en el trastero. He pensado que debíamos de traslad
arlas a la buhardilla, al fin y al cabo, aquí ya no hacen nada.
Y pfff... Siendo sincera, yo estoy más que reventada. Llevo toda la mañana moviendo estos pesados objetos sin rumbo alguno. Ya no sé ni que hacer con ellos.-Suspiraba Gloria.
-No te preocupes, mamá. Enseguida te ayudo.-Devolvió como pudo la sonrisa Jasper.

¿No quería tarea? Pues ahí la tenía. Y además para rato.

O no tenía nada que hacer durante horas, o se le acumulaba el trabajo por segundos... Era increíble.

-Oye mamá, siento ser un plasta. Pero... ¿Éstas cajas no pesan demasiado?-Resoplaba Jasper mientras realizaba el intercambio de objetos.
-Ay cariño, hay que ver lo quejica que eres. Si no tienes ganas de ayudarme, no hace falta que estés aquí sin parar de quejarte. Las cosas, hay que hacerlas nos gusten o no. 
¿En serio crees que mover cajas oxidadas y fregar moho de las estanterías es de mi agrado? Yo creo que no...
-Lo siento mamá. Llevas razón. Prometo no seguir incordiando...-Se disculpaba el  joven entre dientes.

Después de algo más de cuarenta y cinco minutos cronometrados de limpieza, ambos se apoyaron sobre los ruidosos escalones de madera antigua que aún poseía aquel viejo trastero.

Tras varios minutos de conversación entre madre e hijo, Jasper quedó impactado. Gloria no sabía de que se trataba, sólo podía contemplar la cara de asombro de su hijo, que no perdía detalle a una preciosa caja de madera musical sobre la que se encontraba tallada una figurita de una muñeca bailarina.

-Ah sí. Esa pequeña caja de madera me la regaló tu padre cuando estábamos aún en nuestros quince. La verdad que fue uno de los mejores momentos de mi vida.-Se emocionaba Gloria.
-Vaya, mamá. Es increíble. Me llama mucho la atención el detalle que tuvo contigo papá. No todos los hombres son capaces de regalar a su enamorada una cajita de madera musical. El detalle en sí, me parece magnífico. Pero, quizá, no es el regalo perfecto que todo el mundo tiene en mente a la hora de conquistar a su chica. 
Estoy seguro de que a Kathia le encantaría.-Murmuraba Jasper, que apenas podía contenerse.
-Oh cariño. Tus deseos son órdenes para mí. Regálaselo a Kathia. Seguro que le hará mucha ilusión. A día de hoy no es nada fácil encontrar una igual. Es medianamente imposible.
-Pero mamá... No puedo. Es un regalo, quizá el único que conserves, de papá. No puedo arrebatártelo ahora.-Le miraba Jasper emocionado.
-Verás hijo mío. La historia entre tu padre y yo no es que terminara muy feliz. De hecho yo creo que aquella noche lo que comimos no fueron perdices exactamente. 
Quizá os vaya mucho mejor a Kathia y a ti. Es un amuleto muy especial que seguro que os da mucha suerte siempre.
-Muchísimas gracias mamá , una vez más... Eres fantástica.

Ambos se derritieron en un abrazo, y tras varias lágrimas desprendidas, se miraron como nadie lo hacía, simplemente de la forma en la que únicamente una madre, podía admirar a su hijo, aquellos lazos que jamás habían estado separados, aquellos lazos que, sólo el joven Jasper y su querida madre, la señora Gregs, eran capaces de sentir.

domingo, 19 de abril de 2015

8. Ella, su ángel guardián; su tesoro favorito.

Era inevitable. Inevitable sentir aquella mezcla de sentimientos cada vez que estaba con ella.
¿Y el tiempo? A penas existía. Juntos, eran capaces de perder la noción del tiempo. E incluso de la vida. No había nada más importante que ella. Era ella, ella, y quizá, seguramente, después ella. No lograba visualizar con claridad si vivían en un mundo en blanco y negro o por el contrario, a todo color. Inagotables segundos, minutos; insaciables horas a su lado. Era ella todo lo que necesitaba en su vida. 

En estos instantes, era ella en lo único en lo que podía pensar Jasper. No salía de su cabeza.

Kathia, había ocupado un lugar más que fundamental en el corazón de Jasper. Tanto, que era una necesidad tenerla cerca. 
Estaban muy enamorados. Demasiado. Era un floreciente y mutuo sentimiento.
Quizá diese la impresión de que Jasper era el más entregado en esta pareja de jóvenes, pero todo lo contario. Kathia, nunca ha sido de expresar demasiado sus sentimientos. Ella siempre ha optado por expresar lo justo, pero siempre intentado ser lo más expresiva posible sin llegar a provocar un mar de lágrimas sobre la persona encargada de leer dicha carta o correo.
Levantándose de la cama, Jasper bajó al salón a desayunar. Allí lo esperaban Gloria, y sobre todo Budderball, ansioso por verlo. 

-¡Buenos días, mamá!-Exclamó Jasper.

-Buenos días, amor mío-Respondió Gloria con el mismo entusiasmo y simpatía.
-¿Qué tal el día de compras de ayer con Susan? Se me pasó totalmente preguntarte.
-No pasa nada cielo, un despiste lo tiene cualquiera. Y más tú ahora, con las insufribles mariposas,-Se reía Gloria. 
La verdad es que lo pasamos bastante bien. Lo que sí que tengo cada vez más claro, es que Susan es una verdadera compradora compulsiva. Se compró más de tres vestidos iguales, simplemente por el mero hecho de no llevar lentejuelas y un bordado a mano, a diferencia del primero. Definitivamente le encantan las compras.
-Bueno mamá, Susan es una gran amiga de toda la vida. Me resulta extraño que aún sigas sorprendiéndote. Y tú... ¿Qué te compraste?
-Yo.. Emm, pues yo.. Jasper ya sabes que los gustos de tu madre son... Unos vaqueros. Me compré unos simples vaqueros. Los que me regaló hace tiempo tu tía ya los tenía a medio descoser, y para el día a día, necesitaba unos urgentemente. 
-Mamá. No tienes de qué arrepentirte. Si realmente necesitabas dichos pantalones, ya los tienes. Jamás criticaré tu forma de vestir, y mucho menos te obligaré a escoger la ropa que pretendas usar. Son tus gustos mamá. Esos que te hacen única. Jamás lo olvides.
-Ay, hijo mío. ¡Si es que es un tesoro tenerte!

Ambos se derritieron en un abrazo, y después del emotivo momento, Jasper se marchó a su habitación. Debía de arreglarse, e ir en busca de Kathia. Habían quedado en el parque Gold Break de la calle 17 de Wherkas.


-Jasper, como tú vas a salir, yo voy a irme a casa de Susan a ver una película y a hacer una tarde de chicas.

-Mamá, no tengo ningún inconveniente en que vayas a casa de tu amiga. Pero, ¿no crees que se os está subiendo a la cabeza esto de las tardes de chicas? Sólo pregunto, eh.
-Anda hijo mío, no te preocupes tanto. Tú disfruta, ¡que nosotras nos hincharemos a palomitas a tu salud!-Exclamó Gloria eufórica.

Entre carcajadas, Gloria dejó su hogar y fue en dirección a la casa de Susan, unas manzanas más arriba de su calle. La verdad es que Gloria es una persona muy extrovertida. Siempre ha hecho todo lo posible por disfrutar al máximo y siempre ha procurado ver a su hijo plenamente feliz. Actualmente, a sus 42 años de edad, sigue siendo una mujer con un carácter insaciable y unas ganas tremendas de comerse la vida. Pero eso sí, siempre con su mejor amiga, Susan, cuyo pacto acordado es aprovechar juntas toda la ''juventud'' que aún les queda por recorrer.


Estaba dudando entre la camisa de cuadros en tonos rojizos y azulados, o por el contrario, el polo de manga larga azul marino que no se ponía desde hacía años. Siempre lo ha guardado un cariño especial. Ha pasado con él algunos de los mejores momentos de su adolescencia. 

Se lo regaló su abuela, su confidente número uno. Jasper siempre ha asegurado que quererla como la ha querido, ha sido lo mejor que ha tenido nunca.

Puede parecer una auténtica locura, pero quien le sacó de dudas fue Budderball. Jasper apoyó ambas prendas sobre la cama, y el fiel canino se decantó por el polo azul marino.
Ésta vez, el ''evento especial'' era una cita con Kathia, y la presencia de ese polo que siempre lo había acompañado, no podía faltar.

Una vez preparado con su polo azul marino, su pantalón de lino beige, y sus botines marrones, sí eran los botines de la suerte, aquellos prodigiosos botines, se engominó el pelo totalmente. Era imposible que se le desordenase cualquier pelo de su cabeza. Su pelo en forma de tupé y su agradable fragancia, volverían loca a Kathia. O al menos eso pensaba él.

Sin tiempo que perder, se despidió de Budderball dejándolo comida, ya que él no estaría en casa a la hora de cenar. 
Cogió las llaves y puso rumbo a la pequeña plazoleta de la ciudad, la calle Gold Break, 17. 
Es cierto que estaba un poco retirado de su hogar, pero a un paso ligero podría estar allí en menos de quince minutos sin ningún tipo de problema. 
Era la primera vez que iban a cenar juntos. Jasper, llevaba semanas organizándolo todo. Iban a cenar en el restaurante más caro de todo Wherkas. Era increíble. Se había gastado todos sus ahorros anuales en aquel sitio. 
Todo sea por ella,-Iba pensando Jasper mientras caminaba por aquellas estrechas aceras.
Ya lo veía. Al fin ya era capaz del volver a visualizar aquel sitio tan esperado. Hacía semanas que no volvía a verlo.
Justo al lado de la puerta del restaurante, concretamente situada en la parte derecha, se encontraba situada Kathia.
Nada más verse, ambos corrieron para abrazarse. Era otra de las múltiples e indescriptibles sensaciones que Jasper volvía a sentir. Fue verla, y recobrar la vida y la importancia que jamás se había imaginado sin ella. 

-¡¡Jasper!!-Se abalanzó Kathia sobre el mismo. Tenía muchísimas ganas de verte, volver a sentirte aquí, conmigo.

Te he echado mucho de menos.
-¡Yo también, preciosa mía!-No pudo contenerse Jasper. 
Se ha hecho eterna la espera. Estaba ansioso por verte. Te necesito aquí, conmigo.
-Tranquilo, es donde quiero estar-Se fundieron ambos en un beso.

Ambos entraron al restaurante, y la cara que mostraba Kathia era de plena felicidad y amor.

Nada más entrar, el metre de aquel magnífico italiano, les sonrió y les guió a su correspondiente mesa. 
Había muchas parejas más rodeándoles, pero  Jasper, lo quiso hacer aún más romántico y especial.
Aquel restaurante italiano disponía de un jardín con mesas de dos, todas iluminadas con velas y pequeños pétalos en forma de corazón sobre ellas.

-Escoge la mesa que más te guste-Le susurró Jasper a Kathia en el oído.

Kathia incapaz de evitar sonrojarse, eligió la segunda mesa de la derecha. 
-Muchas gracias Jasper, no tenías por qué haberlo hecho. Eres increíble.
-Todo es por y para ti. Recuérdalo, pequeña.

Todo marchaba genial, y enseguida vino el camarero a tomar nota.

-Dos especiales de la casa, por favor-Pidió educadamente Jasper.
-Entendido. Esperen diez minutitos y disfruten. Muchas gracias-Respondió a su altura el camarero.

La complicidad era inevitable. Pasaron más de diez segundos y ambos seguían sin hablar. Sólamente se miraban.

Aquellas miradas lo decían todo. Eran dos inocentes jóvenes que habían caído en la trampa del amor.
Pero daba igual. El tiempo pasaba, y sólo existían ellos dos.

LLegó el especial de la casa, y ellos aún seguían contemplándose como dos locos enamorados.
El camarero depositó ambos platos, en el lado de la mesa de Kathia y después en el de Jasper, respectivamente.
Era un increíble risotto de setas, gambas y almejas.
 ¡Qué pinta tenía aquel risotto!

 Quizá uno de los mejores que haya olido nunca-Exclamó Jasper.
-Tienes razón.-Respondió sorprendida Kathia. Está delicioso.

Jasper, todo un caballero, repartió el champagne que les había ofrecido el camarero. 

Sí, era champagne. Pero una una noche, era una una noche. Además, ellos ya eran lo suficientemente responsables.

-El risotto estaba espectacular, Jasper. Mil gracias, cariño.-Se soltó Kathia.
Jasper quedó impactado, pero para bien, pues Kathia nunca se había referido a él con un término tan cariñoso como corazoncito, amor mío o simplemente, cariño.
Ese cariño le llegó al alma.
-De nada, amor.-Le regaló una sonrisa Jasper.

Y justamente cuando Jasper estaba comprobando la cuenta...

-Te quiero. Te quiero millones, Jasper Gregs.-Le susurró Kathia. 

Jasper no podía creerlo. En apenas treinta segundos, Kathia estaba sentada sobre él.
Kathia, impaciente, se abalanzó sobre Jasper y lo besó con todas sus fuerzas. Por fin había llegado la hora de demostrarle cuánto lo quería.
Tras veinte segundos de beso, sin apenas aliento, Jasper pasó la su mano por todo el cabello de Kathia, y sin perder su mirada, le susurró:
''Eres mi ángel guardián, mi tesoro favorito. Eres la novela que jamás me cansaré de escribir. Eres mi locura, pero sobre todo mi gran calma. Eres todo lo que he estado buscando este tiempo. Te quiero, te quiero ante todo, Kathia Edwards''.

Kathia quedó profundamente impactada. No supo que decir por momentos. Pero ya todo daba igual.

Al fin y al cabo, delante suya, tenía al amor de su vida, la persona más sincera e increíble que jamás había conocido.

domingo, 15 de febrero de 2015

7. Tú y sólo tú.

Ya eran las siete. Las siete y media de la mañana. Las nuevas cortinas de la habitación de Jasper eran tan tupidas que impedían que el Sol lograse despertarlo. Por una parte, era un magnífico despertador natural, pero todos los días el mismo impaciente Sol asomándose entre las cortinas, empezaba a cansar a Jasper. A éste le iba a costar un poco más adaptarse a su nueva casa de Wherkas, pero era lo que tenía que hacer, según él. Esto supondría una gran molestia debido a que Jasper conocía con el más mínimo detalle todos los muebles y escondrijos de su antiguo hogar. Pero con el tiempo, empezaría a cogerle cariño a la nueva casa, o eso suponía.
Hoy Jasper se despertaba gracias a los bruscos martillazos de su vecino en la pared. Sin tiempo que perder, se arregló y bajó a la cocina. Allí lo esperaba Gloria para desayunar.

-Buenos días, mamá. Mi nueva cama es un tanto incómoda-Refunfuñaba Jasper.
-Buenos días, hijo. Sé que te está costando un poco adaptarte a nuestro nuevo hogar, pero estoy segura de que dentro de poco, no podrás dormir en ningún sitio mejor que en tu nueva cama. Además, has sido tú el que me ha insistido a mí para trasladarnos a Wherkas. 
-Lo sé mamá, pero es que... Necesitaba hablar con Kathia ya. No sé nada de ella desde la última vez que nos vimos. Tengo que llamarla.

Al segundo de meterse la mano en el bolsillo de su pantalón de lino marrón para alcanzar el teléfono, se dio cuenta de que no tenía su contacto. No lo tenían ninguno de los dos. En ese momento sintió una gran frustración e impotencia por no poder llamarse, intercambiar algún mensaje...
Esto le daba aún más razones a Jasper como para replantearse su relación.
Se podría decir que en estos momentos, la relación entre ambos atravesaba difíciles episodios como en Cumbres borrascosas. Sobre todo esa venganza y odio, y por supuesto amor, por los que se caracterizaba la novela. Eso sí, Jasper no sentía odio ni venganza hacia Kathia, pero en cambio, si que odiaba esa incómoda situación. Pero... ¿Realmente terminaría la historia de Jasper y Kathia cómo la de Catherine y Heathcliff?
Nadie lo sabía. Ni siquiera el propio Jasper. Lo que sí tenía claro era que debía de hablar con Kathia para asegurar su relación. 
Mientras que Budderball esperaba ansioso su desayuno. Esas exquisitas y geométricas bolas de pienso con sabor a ternera, volvían loco al canino.
Por otro lado, Gloria se iba a ir hoy de compras con su amiga Susan. Eso supondría que Jasper debía enfrentarse a Kathia sólo. Y posiblemente en su propia casa. Quizá ya era hora de que Kathia fuese invitada a casa de Jasper y fuese conociendo un poco mejor a Gloria.
Ahora eran las doce, las doce y dieciséis minutos de la mañana, exactamente.
Gloria y Susan tenían pensado salir pronto, ya que luego las caravanas de la carretera eran insoportables.

-Adiós cariño, sé responsable e intenta hablar con Kathia-Se despidió entusiasmada Gloria.
-Hasta luego mamá, pasadlo bien. Eso haré-Respondió como pudo Jasper.

A partir de este momento, la casa de Jasper quedaba habitada únicamente por él y su fiel compañero de locuras, Budderball.
Pero... ¿Cómo localizaba Jasper a Kathia? Tras varios minutos meditándolo, Jasper decidió buscarla en Internet. Era la única opción que quedaba. Le podía agregar a cualquier red social. Quizás ahí si que apareciese. Encendiendo el equipo y sin tiempo que perder, Jasper se dirigió a su navegador de búsqueda y tecleó: Kathia Edwards. 
Inmediatamente empezaron a salir en la pantalla una serie de personas. No era muy difícil reconocer a Kathia, puesto que cada usuario tenía una foto de perfil, y aquellos blancos y perfectos dientes eran imposibles de confundir.
Jasper deslizó el ratón para pinchar en la foto de Kathia. Pero el ordenador daba un error. No podía acceder a ese usuario.
En estos momentos, Jasper estaba sintiendo la misma impotencia y angustia que Ismael, protagonista de la novela Moby Dick, al ver que toda la tripulación del barco se ahogaba y él no podía hacer nada por evitarlo. Lo mismo, sólo que en vez de ser la gran ballena el inconveniente, lo era su conexión a Internet.
Tras varios segundos de euforia y rabia contenidas, Jasper pudo al fin dar con la dirección y el contacto de Kathia. Y es que lo que Internet no sea capaz de averiguar...
Con ambas manos ocupadas tomando nota del teléfono y dirección, hizo todo lo posible por dejar un pequeño hueco para coger el teléfono. Pequeño pero suficiente. Era el sexto bip, y aún Kathia no le había cogido el teléfono.
Justo cuando Jasper había perdido todas sus esperanzas, al décimo bip...

-¿Sí?-Murmuró una dulcísima voz.
-Hola Kathia. Soy yo, Jasper.-Dijo el mismo con total confianza.
-¡Hola Jasper! Me alegra tanto volver a escuchar tu voz...
-Y a mí la tuya. Hacía mucho que no hablábamos eh-Sonrió Jasper.
-Sí, desde la última vez en el tren...

De repente, la conversación quedó invadida por un total silencio. Y es que ambos comenzaron a recordar su beso en la estación del tren. Fue increíble, aseguró Jasper.
Tras varias carcajadas y confidencias compartidas, ambos se despidieron con la intención de volver a quedar muy pronto. Pero Kathia todavía no sabía que Jasper se había mudado a Wherkas.
De modo que ambos se despidieron y Kahtia, sin querer despedirse todavía y ''volver a perder'' a Jasper, colgó primero. En ese momento la angustia de no poder estar con Jasper invadió a Kathia. Y es que Jasper, ya había ocupado un lugar muy importante en su corazón.
Inmediatamente sonó el timbre de la casa de Kathia. Ésta, que no esperaba visitas, se dirigió hacia la puerta extrañada para ver quién era. Y nada más abrir...

-¡Hola, señorita!
-¡Jasper! ¡¡Estás loco!! ¿Cómo es que has venido?

Ambos empezaron a charlar y se introdujeron en casa de Kathia. Una vez dentro, Jasper le explicó a Kathia con todo detalle el tema de su mudanza, añadiendo:

-He decidido que quiero pasar el resto de mi vida contigo. Ya nada me podrá separar de ti. 
¡¡Te quiero, Kathia!!

sábado, 31 de enero de 2015

6. Todo sea por amor.

El resplandeciente Sol que se asomaba entre las cortinas de Jasper, obligaron a éste a despertarse. No podía creerse lo sucedido ayer. ¡Por fin tenía novia! O eso creía. Pasó todo muy rápido. Tan rápido, como cuando esperas que un mago te enseño su truco más infalible y terminas como al principio, sin saber nada.
Igual de confuso estaba Jasper. Ni siquiera tenía el teléfono de Kathia. Ambos sabían que su relación, era fruto del destino, y que el amor a primera vista, los flechazos, sí existían.
Con los ojos a medio abrir, Jasper reflexionaba sobre todo en su madre. Sí, en Gloria. Aún debía decirle que estuvo en Wherkas sin su permiso, que ya casi tenía todo planeado sobre su futura universidad, y que... Había encontrado a su alma gemela. Todo era muy difícil de asimilar, imaginaos de expresar.
Al cabo de diecisiete minutos dándole vueltas a los diferentes temas y con la cabeza llena de pajaritos, Jasper decidió levantarse al fin.
Apartó la colcha con ambas mano muy lentamente, tomó una perfecta posición vertical y calzó sus cálidas zapatillas de andar por casa marrones de terciopelo.
Fue al baño, se aseó y bajó al salón.

-¡Buenos días mamá!-Exclamó el mismo.
-Buenos días, pequeño.-Le sonrió Gloria.

Y ambos empezaron a degustar sus tostadas y sus zumos. Jasper estaba muy raro hoy. A penas miraba a su madre. Y con razón... ¡Le había ocultado tres mentiras seguidas!
El ambiente estaba cuanto menos tenso, pues Gloria tampoco se mostraba muy habladora con Jasper.
Y de repente, en un arrebato de silencio...

-Jasper, ¿seguro que no tienes nada que contarme?- Exclamó sobresaltada Gloria.
-Mamá. Em... Yo... Pues, mira...
-Ya lo sabía yo. Anda cuéntame que pasa...-Le respondió con total interés Gloria.
-Verás mamá, perdóname por lo que te voy a decir ahora. He sido un mal, bueno, horrible hijo y lo siento, de veras. Me he escapado de casa dos veces seguidas. Y lo peor de todo es que he ido a Wherkas. Lo siento, de verdad. Pero no podía correr el riesgo de que me rechazaras la petición. Había un 90% de probabilidades de que me dijeras que no. Y lo vuelvo a sentir, reafirmo. 
Y para colmo... Ha aparecido alguien muy especial en mi vida. Posiblemente sea mi otra mitad. Se llama Kathia, y la conocí en la universidad Golden Royal de Wherkas. Y si mamá... Te he fallado. Pero la vida es lo suficientemente corta como para no cometer alguna vez una locura. Espero que puedas perdonarme.
-Oh, Jasper...Verás, yo...-Gloria no puedo contenerse y empezó a llorar.
Te estás haciendo mayor cariño... Por una parte, estoy muy decepcionada contigo, pues eres aún muy joven para andar solo por grandes ciudades como Wherkas. Pero por otra parte, te veo crecer, que te ilusionas, estás enamorado... Es increíble como cambiáis en tan poco tiempo.

Jasper quedó sin palabras. No exactamente por las palabras de su madre, que también, pero sobre todo por como se lo había tomado Gloria. Jasper pensaba que lo iba a haber matado o algo por el estilo.
Ambos se fundieron en un abrazo. Gloria le rogó a Jasper que no le hiciese nunca más aquellas chiquilladas y empezaron a charlar sobre Kathia. 
Jasper estaba hecho un lío. Ya había pasado por el mal trago de contarle todo lo sucedido a su madre, pero aún le quedaba lo más difícil... Enfrentarse a sus sentimientos hacia Kathia. Estaba claro que era un sentimiento mutuo y que ambos sentían lo mismo. 
Pero eso no era suficiente. O al menos esa era la opinión de Jasper. Debían de conocerse un poquito mejor. O al menos tener su teléfono. Ni siquiera sabían cada uno dónde vivían, pero lo que surgió anoche fue inevitable.
Jasper lo estuvo pensando, y en más de una ocasión se planteó terminar su relación con Kathia.
¿Pero terminar, cómo? ¡Si ni siquiera había empezado!
Jasper sin saber qué hacer, acudió a su madre en busca de consejo. Estaba totalmente confuso. No quería herir a Kathia. Tampoco sabía si hacía lo correcto en dar por finalizada su relación con ella.
Gloria no sabía como ayudar a Jasper en este tema, pero sin embargo le contó una breve historia que le ocurrió a su amiga Susan hace tiempo:

-Hace aproximadamente siete años, mi amiga Susan encontró a su alma gemela. Ella pensaba que él era el amor de su vida, pues cada momento, cada detalle, cada sonrisa... Eran únicos. Eran cómplices de una verdadera historia de amor. Al cabo de varias semanas, Susan se empezó a dar cuenta de que no se conocían lo suficientemente bien como para el inicio de una relación juntos. Pero eso era realmente incierto. El problema es que pasaban demasiado tiempo separados. Uno vivía en Crowler y otro en Hayes, dos estados totalmente diferentes, no sólo geográficamente sino por sus costumbres y tradiciones.
Al final, Leo se mudó a Crowler, la ciudad natal de Susan, y ambos empezaron a conocerse mejor, a ganarse ambas confianzas, incluso formaron una gran familia.

Jasper, quizás con esta breve historia de una gran amiga no te ayude lo suficiente. Pero realmente lo que quiero decirte es que si de verdad quieres a esa chica, luches por ella e intentes ganarte su amor poco a poco. No la pierdas por un mar de dudas.-Le dijo Gloria comprensiva a Jasper.

-Muchas gracias mamá, haré todo lo posible por sacar hacia delante mi relación con Kathia.

Jasper siguió el consejo de su madre, y en poco menos de una semana, los tres integrantes de la familia Gregs, contando con Budderball, se mudaron a Wherkas.

Kantra ante el asombro de lo poderoso que era el amor y el magnífico consejo que le dio Gloria a su hijo, con triunfo o sin él, decidió añadir un pareado:

                                                                Lo que la distancia separa,

                                                                           el amor repara.

                                                                                                                   
                                                                     Kantra Manzanero

domingo, 18 de enero de 2015

5. ¿Pura casualidad, no?

Daba gusto despertarse así. Sin pilas, sin ruidos... ¡Simplemente Budderball! Era la primera mañana que esto sucedía. Budderball las cogía todas al vuelo. Sabía más que Gloria y Jasper juntos.
Los suaves lengüetazos de Budderball obligaron a Jasper a despertarse sin problemas. Eso sí, llamándolo pesado constantemente. Y es que despertarse con toda la cara empapada tenía que ser un poco molesto...¿No?
Hoy Jasper estaba de muy buen humor, pero aún no le había comentado nada a Gloria. Cuando Jasper volvió de Wherkas, su madre seguía durmiendo. ¿Increíble, verdad? Más de cinco horas seguidas de siesta. Ésto le molestó aún más a Jasper y empezó a sospechar. Su madre nunca ha dormido la siesta, y curiosamente hoy ha dormido durante seis horas. Quizás fuese una estrategia de Gloria para ver lo que era capaz de hacer Jasper sin su permiso... ¿O se estaba precipitando un poco?
Bueno, en cualquier caso, Jasper tenía que contarle todo lo sucedido ayer a su madre. Principalmente el tema de la Universidad Golden Royal, porque al fin y al cabo, lo de su padre pasado estaba.
Demasiado pasado, sí, pero Jasper no podía quitárselo de la cabeza.
-Anda, come un poco más de muesli, que a este paso te vas a quedar enano.-Le decía Gloria cariñosamente a Jasper.
Es cierto que ha adelgazado, y mucho. No sabemos si podía ser por lo vivido ayer y la gran impotencia de no poder hacer nada, o por qué.
-Gracias mamá. Pero ya estoy lleno.-Añadió Jasper.
-Jasper...¿Va todo bien, cielo?
-Si mamá, es sólo que...
¡Riiing, riiiing! Justo en ese momento sonó el teléfono. Jasper se libró de contárselo a su madre. Él siempre ha tenido mucha confianza con su madre, pero está en una edad en la que todo es un poco más raro y a veces duda hasta de sí mismo.
Era Susan, una amiga y vecina de Gloria. Era para preguntarle a Gloria si quedaban esta tarde para tomar un café.
Mientras Gloria atendía a Jasper, éste, se fue corriendo a su habitación con Budderball sin haberse terminado todos los cereales y el muesli.
Una vez arriba, Jasper lo estuvo pensando, y decidió volver a Wherkas. ¡Era una gran locura!
Si su madre no lo pilló a la primera, esperemos que no lo pille a la segunda...
En estos momentos, Jasper sentía una gran desconfianza. Pero no era por culpa de Gloria. Es sólo que no se atrevía a decirle a su madre que ya había estado allí. Nuevamente, sin tiempo que perder, Jasper cogió su mochila, que ya tenía las sudaderas y el dinero de ayer, y le añadió otros dos sándwiches vegetales, sus favoritos.
Aprovechando que su madre ya tenía planes hechos para ésta tarde, se fue sin dejar rastro.
Pero, un momento... ¡La carta de ayer! Si recordamos bien, cuando se iba a Wherkas le dejó una carta a su madre explicándole que se iba y que lo perdonara. ¡Ni si quiera la leyó! Gloria estaba tan dormida, que ni vio la carta de su hijo. 
Hoy Jasper le escribió otra carta, pero diciéndole que se iba a casa de su vecino Raúl a ver una película. Madre mía. El ambiente estaba cuanto menos tenso. ¡Ya llevaba tres mentiras seguidas!
Dejando la carta sobre la mesa central del comedor, cogió la mochila y las llaves y se fue. No sabemos que increíble aventura le esperaba hoy.
Ésta vez, más relajado, imprimió su billete y cogió el tren con destino a Wherkas. Ya se conocía un poquito mejor la estación. 
Una vez en el asiento del tren, optó por dejar la mente en blanco. Hoy sólo venía a visitar de nuevo Golden Royal.
Justo cuando se estaba bajando del tren, ya en Wherkas, recibió un mensaje y dos llamadas perdidas de su madre. ¡Eso sí que era pánico! Decidió ignorar las llamadas, aunque le respondió el mensaje diciendo que la película ''Never stop it'' era súper emocionante.
Una vez pasado el mal trago de ignorar a su madre, Jasper se colocó delante de la fachada de la Universidad. Era increíble. Ya estaba de nuevo allí. Jasper, estaba súper emocionado. Se le notaba a kilómetros. Lo único que intentaba Jasper en estos momentos, era encontrar al chico recepcionista que lo atendió ayer, y en un descuido...
-¡Uy! Perdón, lo siento mucho.-Se sonrojó Jasper. 
Era la primera vez que le sucedía algo así.
-Ah, no pasa nada. No te preocupes.-Se sonrojó a la vez la chica. Andaba despistada y no te vi.
Sus miradas se encontraron, y ambos se quedaron sin saber qué decir. Pero... ¡Esa era la chica morena que mostró ayer a Jasper las instalaciones de la Universidad! Una gran casualidad... ¿No?
Ambos se reconocieron y se dieron dos besos. La chica morena aún se acordaba de Jasper, eso era un punto a su favor. Aunque Jasper nunca ha sentido nada por nadie, aquella chica le hizo sentir especial. Demasiado especial.
-¿Quieres una Coca-Cola?-Le dijo Jasper muy sonriente a la chica.
-Vale, me apetece mucho.-Sonrió la chica.
Wherkas era una ciudad muy fría. Y para rematar...¡Empezó a nevar! Hoy Wherkas había estado fría, y el cielo estaba repleto de nubes negras. Por fin ha empezado a nevar.
No hay manera más romántica que encontrarte con alguien especial en la puerta de una Universidad y nevando, pensó Jasper.
Los dos se fueron rápidamente a un bar, pues el frío era inaguantable.
Una vez en el acogedor bar ''Hot Country'', ambos pidieron un refresco.
-Bueno, yo me llamo Jasper, Jasper Gregs. Encantado.
-Yo me llamo Kathia Edwards. Muchas gracias por invitarme, igualmente.
Estaba claro que entre Kathia y Jasper había algo más que simples palabras. Y eso que ni siquiera se conocían muy bien. Ambos estuvieron conversando, soltando carcajadas y conociéndose mejor. La complicidad entre ellos era absoluta. Jasper enseguida se dio cuenta de que estaba perdidamente enamorado de ella. Y creo que el sentimiento era mutuo.
Nada más terminarse la Coca-Cola, el móvil de Kathia empezó a sonar. Era su madre, que le exigía estar en casa en menos de media hora.
-Jasper, muchas gracias por la invitación, de nuevo. Ha sido fantástico conocerte, pero me tempo que debo irme ya...-Susurró Kathia en tono apagado.
-Vale, no te preocupes. Pero déjame que te acompañe.-Exclamó Jasper todo un caballero.
-Muchas gracias, pero está un poco lejos... Tendrías que coger un tren y...
-No me importa.-Interrumpió Jasper. Quiero asegurarme que llegas bien a casa.
-Está bien.-Sonrió Kathia.
Ambos cogieron el tren con dirección a ''Whrether'', la ciudad donde residía Kathia.
Una vez en el tren, quedaban dos plazas libres, que ocuparon ellos. Parecía que en Whrether también había nevado, pues estaba todo su alrededor húmedo, y el frío era absoluto.
Ambos se miraban y suspiraban a la misma vez. Estaban totalmente enamorados, por mucho que le costase reconocerlo a Jasper. Además, las sonrisas y las miradas les delataban.
Una vez finalizado el trayecto, Kathia le agradeció todo lo que había hecho por ella a Jasper, y le rogó que no la acompañara a casa, que su madre estaba en la puerta y no llevaba bien las relaciones que tuviese.
Jasper lo asimiló, pero...
-¡Kathia, espera!-Exclamó Jasper. ¡¡Te quiero!!
Ambos se fundieron en un beso, y se sonrojaron de nuevo.
-Yo también Jasper. Muchas gracias por todo.
Y los dos se despidieron.
Fue uno de los mejores días de Jasper, pues todos los susurros, besos y miradas habían derretido el hielo de todos los Estados Unidos.

sábado, 17 de enero de 2015

4. No tengas miedo.

Hoy era un nuevo día. Un tanto especial, diría yo. Hoy era el cumpleaños del padre de Jasper. Ni siquiera una llamada, un mísero correo. La fría situación seguía siendo evidente entre ambos. 
Jasper, no lo iba a llamar. Le parecía injusto todo lo que había hecho. 
Por otra parte, Gloria tampoco tenía intención de llamarle. No estaban divorciados, pero poco les faltaba. Jasper y Gloria no sabían qué hacer. Si al menos le enviaran un correo...
Pero el corazón les decía que no. Y sí, normalmente suele ser la cabeza la que dice lo mal que hay que actuar, pero esta vez, el corazón era el sabio. Había demasiado dolor y rencor guardado durante éstos últimos años. Y... ¿Por qué? Os preguntaréis.
Thomas, el padre de Jasper llevaba sin pisar ''su casa'' más de tres años. Parecía que vivía bien sin Jasper y sin Gloria. siempre ha sido un egoísta y un mujeriego, y más aún desde su partida a Wherkas. Dejando a un lado esta incómoda e indecisa situación, empezaba así la mañana de los Gregs...
-¡Buenos días, mamá! Exclamó Jasper para evitando la tensa situación.
-Buenos días, hijo mío...
Hoy se le notaba a Gloria muy rara. Demasiado de lo normal. Su voz, su cara hecha un poema... En general, su lenguaje gestual. Jasper, muy consciente de ello y sin querer echarle más leña al fuego, distrajo a Gloria con otra conversación.
El tema de la beca de Jasper, había quedado olvidado, y no debía ser así.
Precisamente era este su instante de triunfo respecto a la beca. Podía ingresar en cualquier Universidad que él desease, única y absolutamente para estudiar periodismo, letras.
Aún no se había decidido por cuál, pero no se iba a conformar con cualquiera. No buscaba la mejor, pero sí una que le pudiese permitir aprender suficiente y obtener su carrera de periodismo. Había mirado ya varias... New Castle, Real Centre, Middle York... 
Éste tema no solía tratarlo con su madre, pero a la hora de decidirse por una, ella sería la primera en darle opinión.
La mejor de todo el estado, estaba en Wherkas. Pero había un inconveniente que todos conocíais...
Si lo pensábamos bien, era un poco irónico que quisiera ir hasta Wherkas. Lo único que podría hacer Jasper, sería encontrarse con su padre... Y cómo que no. Eso sólo empeoraría las cosas.
Aunque si lo vemos de otra forma, se podrían aclarar muchas cosas. Dudas que, Jasper tenía desde muy pequeño. Jasper tenía miedo. Miedo de enterarse de cosas que no debía y que le pudiesen atormentar para el resto de su vida...
Mientras que, Budderball, estaba hecho un campeón. Estaba como un toro. Muy fuerte y musculoso. No cambiaba sus trastadas, su glotonería... Pero era único.
Ahora Gloria se encontraba en el sofá intentando descansar, pues anoche no había pegado ojo...
Hasta que quedó dormida. Jasper, no sabía como hacerlo, pero tenía que ir a Wherkas fuera como fuera.
No se lo quería decir a su madre, pero el único remedio que le quedaba era escaparse de casa aprovechando que Gloria estaba dormida. Jasper, como no, le dejó a su madre una nota.
Era tan frío el mensaje y tan cálida la intención...
Jasper se preparó todo. Cogió un par de sudaderas por si acaso, cogió dinero, su dinero ahorrado; Y se hizo un par de sándwiches para el camino. Se despidió de Budderball y a su madre le besó la frente. Cogió las llaves y... ¡Destino a Wherkas City! Era increíble. Jasper no se lo imaginaba para nada.
Su tren estaba a punto de salir... Y él cada vez estaba más nervioso. Por fin. Jasper cogió el tren, se sentó en una de las plazas que quedaba libre y dejó la mente en blanco. Estaba bien informado y el trayecto no iba a ser largo. De todas formas a Jasper le encantaba viajar, y por una vez más, no iba a pasar nada.
Por fin llegó. Aquella ciudad era enorme e increíble. Había de todo. Pequeñas tiendas en las calles, y sobre todo un ambiente estupendo. Jasper, intentando no pararse en cada puesto, se concentró en encontrar la Universidad, que al fin y al cabo, era a lo que había venido.
Había gente de todo tipo: gordos, altos, bajos, alemanes, italianos... Pero todos con gran sentido del humor.
Casi nadie hablaba castellano y Jasper tuvo que arreglárselas para dar con la Universidad. Pero éste no fue el mayor problema...
-Hola. Me llamo Jasper. Me gustaría saber donde se encuentra la Universidad ''Golden Royal''. Exclamó Jasper sin esperar respuesta.
-Hola joven. ¿Es usted... Españo, no?
-Exacto. ¡Qué alegría dar con alguien que hable castellano!
Tras las indicaciones del recepcionista de uno de los hoteles más lujosos de Wherkas, ''Stocholm'', Jasper comenzó a buscar la Universidad. Allí estaba. Tras haber recorriendo cien manzanas aproximadamente, dio con la Universidad. tenía una pinta increíble. La fachada era muy grande y muy bonita, y contaba con toda clase de detalles. El cartel en oro vejo, lo decía todo. Sería una Universidad perfecta. 
Sin tiempo que perder, Jasper entró y por dentro era aún más bonita. El único inconveniente es que tendrían que llevar uniforme...
En estos momentos, a Jasper, le importaba muy poco el uniforme, simplemente quería saber lo que hacer para inscribirse allí.
Una chica morena lo recibió. Le mostró las habitaciones, el hall, el comedor... Pero eso no era todo. Además, la Universidad Golden Royal contaba con toboganes de acero que permitían a los estudiantes intercambiarse de planta. A pesar de solo tener dos plantas, éste era un bonito detalle que alegraba aún más la Universidad. La espectacular Universidad, dejó paralizado a Jasper y le encantó claramente. Era como una especia de ''Hogwarts'' real. Pero no sabía qué hacer... Había que recordar, que Jasper se había trasladado a Wherkas sin comunicárselo a su madre y sin su permiso, por lo que debía volver. Por otra parte, el tema de su padre no le dejaba tranquilo. Pero tampoco tenía muchas ganas de verle...
Era otra de las complicadas decisiones que tenía que tomar. Pero Jasper tenía que decidirse. No podía quedarse allí malgastando el tiempo sin hacer nada.
Asique decidió volver. El tema de su padre no era lo más importante en estos momentos. Jasper solo quería ver a su madre y explicarle todo. Se podía decir que Jasper había perdido dos oportunidades excepcionales: La primera, hablar con su padre; y la segunda, instalarse en Golden Royal.
Pero lo más importante es que volvía a casa, con su madre, la persona a la que más quería y la más importante en su vida.

3. Sin duda alguna, el mejor cumpleaños de mi vida.

Eran las seis. Concretamente las seis y media de la mañana. Como todos sabéis, hoy tampoco era un día cualquiera. Hoy era el cumpleaños de Jasper. Con su regalo anticipado, Budderball, Jasper era el adolescente más feliz de su villa. 
Gloria se había esmerado demasiado esta vez, le había hecho a Jasper su tarta favorita de arándanos. Gloria había pensado en todo; No le faltaba detalle a la tarta. Era una deliciosa capa de crema de chocolate con arándanos de base, y sobre todo, las virutas de colores, las que nunca faltaban en la tradición de las tartas Gregs.
Nada más levantarse de la cama, Jasper, fue al baño, se lavó y aseó y bajó al salón. Y nada más bajar...
-¡Feeliiciidaadees! La mejor tarta del mundo, para el mejor hijo del mundo.
Jasper quedó impresionado. Esas bellas palabras lo cautivaron.
-¡Oh, mamá! Muchísimas gracias, ¡Mi tarta favorita! Eres la mejor...
E inmediatamente se fundieron los dos en un abrazo.
Tras este emotivo momento, ambos se fueron a la cocina, pues querían probar bocado. 
No habían pasado ni dos días, y Budderball ya estaba cambiado. Estaba más robusto, y se le veía muy feliz. Tras probar los tres la deliciosa tarde de arándanos, Jasper se fue a su habitación, contando con Budderball, su inseparable amigo. Una vez arriba Jasper encendió su vetusto ordenador y empezó a buscar información sobre su trabajo de Lengua Castellana. Se trataba de un tema de expresiones... Un tema un tanto aburrido para Jasper.
''La expresión es un medio necesario mediante el cuál el ser humano describe sus sentimientos y estados de ánimo'', leía Jasper. Era todo metalingüístico. Y mientras curioseaba en distintos blogs... ''JOHANS WUYTENS HA ACEPTADO TU PETICIÓN''.
Imaginaos estar leyendo esto a la vez que el ordenador lo pronunciaba con los altavoces a tope.
¡Era increíble! El señor Wuytens había aceptado la noticia de periodismo de Jasper, y éste, sin poder contenerse, bajó a la cocina para anunciárselo a su madre.
Gloria, sorprendida, lo felicitó por su empeño e interés por no tirar nunca la toalla.
La anodina situación del trabajo de Lengua, había desaparecido. Jasper prefirió dejar el trabajo de Literatura para otro momento. Pero eso no era todo; Además, en el correo recibido ponía que Jasper debía conocer al Sr.Wuytens. En el correo dejaba bien claro la localización donde ambos debían reunirse. La cita era hoy a las cuatro, en la Plaza Central de Boston D.C, cerca de su antiguo Instituto London Avenue,1.900. Jasper lo estuvo comentando con su madre, y lógicamente, Gloria le dijo que sí, puesto que esta era la última oportunidad de recibir esa ansiada beca.
Goria, se mostró voluntaria para acercar a Jasper hasta el lugar acordado, y una vez los dos en el coche, comenzó el viaje. No es que fuese muy largo el trayecto, pero sí había algunas manzanas de por medio.
Jasper, fue indicando a Gloria todo el rato por donde tenía que ir, los atajos de las calles y las direcciones más fiables. Parecía un niño pequeño, era la primera vez que Gloria veía tan ilusionado por algo a Jasper. Gloria consideraba que el acto bizarro de Jasper, merecía muchísimo la pena.
A penas a diez minutos de alcanzar la Plaza de Boston, empezó a chispear. Y ese pequeño chispoteo, se convirtió en una gran tormenta. Una vez allí, Jasper identificó sin problemas a Johans, pues ya lo había visto en fotos, y se despidió de su madre hasta la hora de cenar, más o menos.
-Hola querido, debe ser usted Jasper Gregs.
-Efectivamente. Encantado Sr.Wuytens.
Con ese cordial saludo rápidamente se introdujeron ambos dentro de la casa de Johans, bueno, más que casa, un auténtico palacio.
-Es un auténtico placer poder tenerte aquí. Es más, siento mucho si te he producido alguna molestia al realizar el viaje.
-No, tranquilo Sr.Wuytens. Estaba ansioso por verle. He tenido que hacer un montón de cosas para estar donde ahora mismo estoy. No me arrepiento de nada, esto es un auténtico sueño.
-Genial, querido Jasper. Me ha encantado tu noticia, eres muy bueno. 
Ambos empezaron a dialogar sobre la noticia, sobre el estilo que tenía Jasper a la hora de escribir, y con la elegancia y pasión que Jasper envió la carta.
Ya eran las siete. El reloj avanzaba más rápido que nunca, y el diálogo entre ambos no se acababa nunca. A continuación, Wuytens sacó unas deliciosas pastas y un estupendo té.
Una vez terminada la conversación, Jasper le agradeció mucho su interés por él al señor Johans. Y cuando Jasper se dirigiá a la puerta para marcharse...
-Espera, jovenzuelo. Me encanta tu carácter. No sólo eso. Me atrae mucho tu forma de escribir y admiro tu elegancia como persona. Espero que algún día podamos volver a vernos, y si es en una firma de libros, mejor, porque a este paso aspiras a ser algo más que periodista. Sería todo un placer para mí, poder entregarte la beca de periodista que tanto deseas. Jasper, te mereces esto y mucho más.
Jasper quedó totalmente inmóvil. Su corazón empezó a latir a más de cien pulsaciones, y de inmediato se abalanzó sobre Johans abrazándolo.
-¡Muchísimas gracias Sr.Wuytens! No sabe el tiempo que he estado detrás de esta beca... ¡Mil gracias de corazón!
-Espero poder volverte a ver algún día Jasper, cuídate mucho.
Con estas palabras del gran Johans Wuytens, Jasper se marchó. Definitivamente este día quedaría por siempre en la memoria de Jasper.
Ahora eran las ocho y media de la tarde, ya de noche, y Jasper llamó a su madre para que lo viniese a buscar. Estaba deseando ver a su madre para contarle todo lo sucedido.
Justo cuando estaba llamando a su madre, Jasper vio como un chico se resbalaba y caía al suelo. Tendría más o menos su edad. Era alto, moreno, de ojos marrones y atractivo.
Jasper fue a levantar a aquel chico.
-Muchas gracias, es sorprendente que todavía quede gente así.
-Ah, no te preocupes. Encantado, me llamo Jasper, ¿y tú?
-Yo me llamo Mark, Mark Thomas. Gracias, por cierto.
Una vez Mark levantado, ambos se agradecieron la simpatía y se fueron a tomar algo a un bar.
-Un momento... ¿Tú no eras mi vecino de la calle Roseband hace cuatro años?-Dijo Jasper con tono sorprendido.
-Exacto...Ese era yo. Y tú eres... ¿Jasper?
Ambos se abrazaron lo más fuerte posible que se puede abrazar. Eran los mejores amigos de toda la vida, pero con el tiempo, las mudanzas, y el Instituto, se separaron un poco.
Fue una alegría enorme reencontrarse con Mark y tras unos batidos y un poco de charloteo, se despidieron y quedaron para otro día.
Gloria estaba fuera esperando a Jasper, que lo recibió como si no lo hubiese visto desde hacía meses y celebraron a lo grande su deseada beca de periodista.